Port de Tarragona ha finalizado las obras de mejora del muelle de Castella tras dos meses y medio de obras. Los trabajos se han llevado a cabo por fases para no interrumpir la operativa portuaria en un punto de alta densidad en el tráfico de productos agroalimentarios.
En total, la autoridad portuaria ha destinado 120.000 euros a unas obras que mejoran la operativa y la seguridad en las maniobras de formación y emisión de los trenes.
El incremento de los tráficos ferroviarios de cereal en el muelle de Castella es la razón que justifica la mejora de la infraestructura, dotando de pavimento de hormigón a una de las vías situadas junto al río Francolí. El plan ha pasado por seis fases de ejecución, dos semanas para trabajos previos y dos semanas más para los trabajos finales.
Según explica la APT, las empresas utilizan “cada vez más” los servicios ferroviarios, “este hecho intuye un cambio en el sector de la logística, más sostenible”. La intermodalidad se puede comprobar en los tráficos de productos agroalimentarios a diferentes destinos, como el valle del Ebro, Lleida, Monzón, Zaragoza y Vic, donde se fabrican los piensos para la alimentación animal.
Desde el año pasado, Tarragona opera una línea regular con una media de tres trenes semanales de productos agroalimentarios, principalmente maíz, y puntas de hasta cinco trenes.
El enclave recibe materia prima de los principales países productores, como Ucrania, Rumanía, Argentina y EEUU. La distribución alcanza un hinterland “muy importante”, que incluye toda Catalunya, Aragón y gran parte de Navarra y del este de Castilla. En esta zona se fabrica más del 40% del total de la producción de piensos de España.