El año 2020 y sus especiales circunstancias ha incidido de lleno en el sector marítimo. La pandemia de covid ha alterado nuestras formas de operar dificultando el suministro de bienes y limitando la movilidad de las personas. Ello ha generado que el transporte marítimo de mercancías se declare actividad esencial en España. Además de todo esto, el año finalizó con la culminación del Brexit, lo que ha significado no pocos retos adicionales.
El Derecho marítimo está obligado a adaptarse a los nuevos tiempos y a las circunstancias que deriven de esta nueva realidad por lo que, en 2021, son abundantes los retos a los que se enfrenta el sector en España. Entre estos destaca, por ejemplo, el desarrollo de la intermodalidad, garantizando de esta forma la conectividad con los medios de transporte aéreos y terrestres, principalmente el ferroviario.
Gracias a estas conexiones, se agilizarán los plazos de entrega lo que garantizará el suministro de los bienes de primera necesidad. La mejora de la seguridad laboral es otro reto por lograr que requerirá mejorar la situación laboral de los trabajadores del mar, el cual se ha visto gravemente comprometido debido a la pandemia, entre otras razones, por la conflictividad laboral por periodos de embarque excesivos; los síndromes de fatiga; la incertidumbre sobre sus fechas de embarque o desembarque y relevos; y la necesidad de garantizar la repatriación de los trabajadores.
Ya se ha hecho un importante esfuerzo para imponer el consumo de combustibles bajos en azufre, pero la industria marítima quiere y debe seguir evolucionando
No podemos olvidar tampoco la necesidad de garantizar la sostenibilidad medioambiental de los servicios marítimos. El transporte marítimo sigue considerándose un medio de transporte altamente contaminante (por el alto volumen de mercancías transportadas por este medio y la consiguiente abundancia de tráfico marítimo).
Ya se ha hecho un importante esfuerzo para imponer el consumo de combustibles bajos en azufre, pero la industria marítima quiere y debe seguir evolucionando. Algunos de los retos que se formulan en este sentido son: investigar medios de propulsión marítima que se nutra de energías renovables; adaptar la industria naval para que las nuevas construcciones sean menos contaminantes; y la adaptación de los buques ya construidos a los nuevos combustibles más ecológicos.
Finalmente, es necesario seguir progresando en la digitalización de los procesos administrativos y burocráticos, así como en la automatización de las operaciones logístico-portuarias y adaptar la legislación a los buques autónomos que ya son una realidad.
Tras el complejo 2020 vivido, este año se presenta con modificaciones que se producirán en parte de la normativa que atañe al sector, como es el caso de la ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante o la ley de la Navegación Marítima, en el marco de la constante adaptación y modernización que al ámbito del mundo marítimo se le exige a nivel internacional, europeo y nacional, así como a los agentes que formamos parte del mismo, como es el caso de nuestro despacho, para cumplir con los futuros retos a los que se enfrenta el sector.
Verónica Meana / Irantzu Sedano
Aiyon Abogados