El año 2022 ha comenzado y el transporte marítimo de contenedores ha tenido un inicio difícil. Hasta cierto punto, existe una sensación de déjà-vu en múltiples niveles. “Es la sensación de que cada vez que uno cree que seguramente no puede ir a peor, entonces la realidad interviene y muestra que esto es realmente posible”, señala Lars Jensen, CEO de Vespucci Maritime y reconocido experto del sector.
Jensen considera “muy probable” que en las próximas semanas y meses “volvamos a ver los episodios conocidos de 2020 y 2021”. En octubre y noviembre se produjo un alivio en la congestión portuaria en Norteamérica y, aunque no hubo una mejora sustancial en Europa, al menos no empeoró.
Sin embargo, desde mediados de diciembre la congestión no ha hecho más que empeorar. A principios de enero, 102 buques esperaban para atracar en Los Ángeles y Long Beach. El tiempo medio que transcurre desde que un exportador pone la carga a disposición en Asia hasta que el importador la recoge en Norteamérica era de 110 días, frente a los 45 días anteriores a la pandemia (según datos de Flexport).
En circunstancias normales, afirma Jensen, “veremos un fuerte aumento de la demanda en enero, antes del Año Nuevo chino, lo que significa que la situación empeorará en las próximas semanas”. Entonces, cabría esperar que la habitual caída tras el Año Nuevo chino contribuyera a aliviar la situación. “Sin embargo, si observamos la evolución de la situación a principios de enero, hay dos elementos importantes que probablemente no solo impedirán que se alivien los problemas, sino que los agravarán aún más.
Uno de los elementos es la variante ómicron fuera de China (en Los Ángeles hay un centenar de trabajadores portuarios que dieron positivo a principios de enero). En términos prácticos, los puertos de todo el mundo podrían tener problemas de disponibilidad de mano de obra. No se va a cerrar ningún puerto, pero sí limitará su capacidad para reducir la congestión.
Y el otro elemento que apunta Jensen es el impacto de la pandemia en China, dada su política de tolerancia cero. “Esto tiene el potencial de crear interrupciones a gran escala. Algo de esto ya se está poniendo en marcha, pero tardará en manifestarse”, advierte.