Prescindir de lo imprescindible

Si algo podemos afirmar, sin ningún género de dudas, es que la pandemia nos ha hecho buscar alternativas y reconocer el valor de operativas y procesos que hasta ahora habían quedado ensombrecidos o posicionados en un segundo plano. El sector del transporte, tan injustamente demonizado, ha sido uno de los protagonistas de este proceso.

A principios de 2020, los transportistas valencianos recibimos todo tipo de condecoraciones. Nos enfrentamos al virus cara a cara para poder seguir abasteciendo a la población de todo lo necesario. De repente, se puso de manifiesto lo que es un hecho: que somos el motor de impulso de otros subsectores. Solo en 2020, los profesionales del sector del transporte movieron cerca de 233.000 toneladas transportadas, el 16% de toda España. Está de moda hablar del ferrocarril y es evidente que la intermodalidad puede ser el futuro, pero seamos claros: el camión sigue teniendo mucho peso en el transporte terrestre.

Si ponemos como ejemplo al puerto de València, los transportistas movieron la práctica totalidad (91%) de los más de 2.367.000 contenedores de tráfico terrestre que llegan o salen del recinto portuario.

Por tanto, este reconocimiento púbico no ha sido más que hacer evidente lo imprescindible que es el sector. Pero parece que el haber dejado atrás los momentos más árduos de la pandemia ha supuesto volver a la demonización y los malos augurios. Empezando por la exclusión de los transportistas profesionales valencianos de la concesión directa de subvenciones extraordinarias de apoyo a la solvencia empresarial por el covid, como ha sucedido también en Madrid o en Andalucía.

También nuestros profesionales del transporte han dependido de sectores económicos que han reducido o cerrado su actividad, especialmente con las olas más duras. De hecho, desde FVET sabemos que uno de cada tres asociados tuvo que recurrir a Ertes en sus plantillas para hacer frente a la crisis.

“Se obvian los esfuerzos que está realizando el sector por la renovación de la flota, sin apenas ayudas públicas, o la búsqueda de combustibles alternativos, como el hidrógeno, con proyectos como el que plantea la Fundación ValenciaPort y FVET”

A esto le sumamos un escenario con una elevada fiscalidad, con una dependencia del precio del combustible, que, por cierto, vuelve a estar al alza en estos primeros meses de 2021 y que parece que se va a incrementar con la entrada en vigor del pago por el uso de autovías que ha anunciado el Gobierno.

Un Gobierno que también está poniendo sobre la mesa la incorporación del camión de 44 toneladas y 4,5 metros de altura, en el conocido Plan de Impulso a la Sostenibilidad del Transporte de Mercancías por Carretera, sin valorar qué supone para la seguridad vial, coste de infraestructuras e, incluso, sobre las propias estructuras de la empresa de transporte, con previsibles pérdidas de puestos de trabajo.

El primer argumento que pronuncian los defensores de esta corriente de opinión (casi hegemónica) es el del impacto medioambiental. Se obvia, de nuevo, los esfuerzos que está realizando el sector por la renovación de la flota, sin apenas ayudas públicas para llevar a cabo este cambio, o la búsqueda de combustibles alternativos, como el hidrógeno, con proyectos como el que plantea la Fundación ValenciaPort y FVET. Los transportistas queremos un medioambiente limpio y nos esforzamos por ello.

No sabemos que augura el futuro, es verdad, y hacer predicciones siempre supone asumir un riesgo. Lo que sí sabemos es que la inversión en infraestructuras para propiciar un cambio en el transporte es urgente, sobre todo en la búsqueda de modelos más sostenibles. Lo que sí sabemos es que ningún tren llegará a la puerta de la casa, el supermercado o cualquier negocio.

Así que, sí, somos un sector estratégico y debemos seguir avanzando, afrontando los desafíos de la digitalización, la automatización de los procesos, la protección del medioambiente o la falta de conductores. Acostumbrados a sobreponernos al clima, al cargador, a la plataforma logística, las terminales… para que la mercancía llegue en tiempo y forma, estoy seguro de que conseguiremos hacerlo.

Carlos Prades FVET
CARLOS PRADES
PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN VALENCIANA DE EMPRESARIOS DEL TRANSPORTE Y LA LOGÍSTICA