La nueva terminal proyectada por Port Tarragona en los municipios de Guadalajara y Marchamalo ha concluido la primera fase de obras. Al año de su inicio la autoridad portuaria ha dado por acabados los trabajos tras recepcionar la obra.
Esta fase se han llevado a cabo los movimientos de tierras por parte de la empresa Vías y Construcciones, con la limpieza de sus 157.000 metros cuadrados de superficie. Tras esta, se han realizado las excavaciones para nivelar las zonas de explanada, donde se ubicará la plataforma y las vías de carga y descarga. En total, se han movido 166.000 metros cúbicos de tierras.
También se han instalado 800 metros lineales de cierre perimetral de la plataforma con muro de hormigón y red metálica en la zona paralela a las vías de Adif, y 700 metros de colectores para la recogida de aguas.
Según explican desde la APT, algunas actuaciones previstas para la fase dos, como la construcción del cierre definitivo, se han avanzado a la primera fase. Esto ha hecho que el gasto aumentara de los 3,88 millones de euros previstos a 4,1 millones.
A punto para la fase dos
Port Tarragona ya se encuentra en la fase final de la redacción del proyecto para la segunda fase de obras de la terminal intermodal de Guadalajara-Marchamalo. El plazo previsto con el que trabaja la autoridad portuaria es de 12 meses a partir del inicio, que se espera para finales de año. La obra se licitará a finales de verano y se adjudicará en otoño. La segunda fase cuenta con un presupuesto de 17 millones de euros.
El proyecto constructivo consistirá en la urbanización de la terminal, donde se hormigonará la explanada, se instalará el alumbrado y las conexiones ferroviarias. Hay dos puntos de conexión con la red de Adif, uno en dirección Zaragoza y el otro en sentido Madrid.
Una plataforma conectada
Esta plataforma logística intermodal multipropósito y multicliente contará con cinco vías. Será capaz de operar trenes de 750 metros, convirtiéndose en nodo de referencia de las cadenas logísticas en el centro peninsular.
Para Port Tarragona, el proyecto supone una “gran oportunidad” de crecer en intermodalidad en el centro peninsular. La conexión con la terminal intermodal de la Boella, en Tarragona, permitirá ofrecer la plataforma como nodo de cambio de ancho cuando se conecte con el ancho UIC del corredor mediterráneo. Así, se incrementarán los tráficos ferroviarios intermodales (marítimos y terrestres) con su hinterland, expandiéndolo hacia Madrid y la zona centro de España.