Las empresas cargadoras son actores globales cuya misión combina la atención operacional y la tensión normativa, por ello deben establecer constantemente pautas de diálogo, relación y análisis propositivo entre todos los miembros de la cadena de suministro y las distintas administraciones. El escenario operativo actual exige que todos los agentes públicos y privados nos pongamos en modo de rescate logístico y adoptemos una posición imperativa de diálogo abierto. Cargadores, transportistas, transitarios y administraciones debemos retomar con compromiso la senda de abordar una visión común del campo de juego para entendernos, acordar ámbitos comunes de trabajo y facilitar, al mismo tiempo que exigir, la labor normativa de regulación.
La eterna apuesta para digitalizarnos debe convertirse en realidad durante 2021. Esta vez no podemos quedarnos a medio camino. Para contar con la incorporación digital de toda la cadena de suministro es necesaria la observación e integración de las cadencias más básicas que han surgido recientemente en forma de protocolos comunes de actuación.
El escenario operativo actual exige que todos los agentes públicos y privados nos pongamos en modo de rescate logístico y adoptemos una posición imperativa de diálogo abierto.
La distancia social impuesta por el modelo pandémico ha afectado de manera fundamental el tráfico de mercancías, especialmente en las operaciones de recogida y entrega, y debemos reaccionar ante esta necesidad. El establecimiento de una cadena de confianza, en combinación con la sincronía digital, es esencial para facilitar las operaciones más básicas de transporte.
Por ello, el proyecto actual Charter IRU – ESC de colaboración y marco de relación entre los actores logísticos necesita y reclama la adhesión de todas las empresas cargadoras y transportistas. El reto necesario de propagación, transmisión y adopción, para que este protocolo IRU-ESC Charter sea un éxito y se transforme en el código básico de relación, es de vital importancia. Con ello, la recogida y entrega de mercancías tendrá un marco acordado y por todos reconocido. Es tarea necesaria de todas las partes adherirse a él, para legitimarlo y adoptar sus pautas de relación amplias, comunes y propositivas.
En el ámbito del transporte marítimo, estamos asistiendo a un cambio de estrategia y paradigma. Se abandona el enfoque de las dos últimas décadas de obtener dominio y cuota de mercado a partir de la estabilidad de costes en los fletes marítimos…
En el ámbito del transporte marítimo, estamos asistiendo a un cambio de estrategia y paradigma. Se abandona el enfoque de las dos últimas décadas de obtener dominio y cuota de mercado a partir de la estabilidad de costes en los fletes marítimos, para observar si la práctica actual de limitación y escasez de la oferta, en combinación con un servicio banalizado que no atiende a la demanda ni al cliente, que normaliza todo tipo de imperfecciones (monopolio de mercados, blank sailings, grey containers, retrasos…), se materializa como modelo a seguir.
El reto reside en que las autoridades competentes den los primeros pasos para actualizar el marco normativo con más transparencia y concreción en cuanto a las reglas de definición del mercado. La Comisión Europea lanzará en 2021 la primera ronda de consultas sobre la regulación de las alianzas marítimas, Consortia Block Exemption Regulation (CBER). La inclusión de modelos de transparencia e indicadores estándar reconocidos por todos los actores, que diagnostiquen la situación del mercado marítimo en cada momento y confirmen el cumplimiento normativo, es más necesaria que nunca para abordar una visión común y propositiva de mejora.
Todo reside en el diálogo y en el liderazgo proactivo. Pongámonos a ello.
