Un informe del International Transport Forum concluye que los camiones de cero emisiones serán competitivos en costes respecto al diésel antes de 2040 sin necesidad de ayudas públicas. Lo serán en todos los tamaños, desde los vehículos rígidos más pequeños de 7,5 toneladas hasta los remolques más grandes de 40 toneladas.
Sin embargo, el año en el que los vehículos de cero emisiones serán competitivos en costes varía según el tamaño y las necesidades de kilometraje diario. Los más pequeños, con un alto kilometraje diario y una dependencia de la recarga en el depósito, ya tenían el potencial de alcanzar en 2022 la paridad de coste total de propiedad con el diésel.
Los autores del estudio consideran muy probable que los de mayor tamaño sean competitivos en torno al año 2037, incluso sin apoyo de las administraciones.
Los eléctricos por batería (BEV) o por conexión en carretera (ERSV) son los que prometen ser competitivos antes. Esto se debe a su mayor eficiencia energética, que mantiene los costes operativos bajos y compensa los mayores costes iniciales de compra.
Las políticas tecnológicamente neutras que evitan cerrar la puerta a cualquiera de las dos tecnologías están justificadas hasta que esté claro que los objetivos políticos (la reducción de las emisiones) podrían alcanzarse mejor con una de ellas que con la otra.
En el amplio margen de incertidumbre explorado en el análisis, los de pila de hidrógeno (FCEV) no son capaces de competir significativamente con otras tecnologías de vehículos. Estos solo serían competitivos en un pequeño número de casos, con costes de combustible de hidrógeno “muy ambiciosos”, por debajo de 2,5 euros/kgH2 (en el surtidor), y escenarios conservadores para otras tecnologías.
Economías de escala
Esta falta de competitividad de costes significa que conseguir economías de escala en la producción de vehículos para reducir sus precios de compra y garantizar una alta utilización de la infraestructura de repostaje sigue siendo el principal reto para los FCEV.
Las medidas políticas son “esenciales”, señala el informe, para acelerar la adopción de los camiones de cero emisiones. Entre las medidas efectivas se encuentran las subvenciones a la compra, los impuestos sobre el carbono y los préstamos a bajo interés. Estas políticas ayudarían a cambiar el margen de incertidumbre, poniendo en marcha economías de escala de producción y abriendo posibilidades para que los ZEV sean competitivos respecto a los vehículos diésel antes de 2030.