Los trabajadores de Amarres de Barcelona, reunidos en asamblea, han decidido en la tarde del viernes dar por bueno el preacuerdo alcanzado por el comité de empresa y la dirección de la compañía. De esta manera, se pone fin a la huelga indefinida iniciada el pasado lunes, condicionada a la firma del acuerdo definitivo entre las partes, que debería producirse el próximo lunes 31 de enero.
La huelga, convocada por cuatro sindicatos (USTP Barcelona, OTEP, CCOO y CGT), ha supuesto un retraso medio de una dos horas en la actividad de amarre del puerto de Barcelona.
Según fuentes sindicales, el preacuerdo contempla los tres puntos en conflicto. En primer lugar, una subida salarial del 2,7% para 2022 y del 4% para 2023 (en total, un 6,7%). Además, la empresa habría aceptado una dotación mínima de 18 personas por turno, y no de 14, que era su propuesta inicial, tanto para el turno de día como para el de noche. Y el tercer aspecto es la equiparación salarial progresiva en cuatro años para las nuevas incorporaciones.
La plantilla viene reclamando desde el año pasado el fin de la doble escala salarial existente, y los aumentos salariales correspondientes para todo el personal, ya que los trabajadores procedentes de la antigua Cemesa tienen sus sueldos congelados desde 2012.
En consecuencia, según las mismas fuentes, la huelga “se aplaza” una semana para redactar el acuerdo definitivo entre las partes. En principio, la desconvocatoria definitiva de las movilizaciones se produciría el próximo 31 de enero.
