Actualmente, cerca del 50% de los camiones que regresan a Europa a través de Dover van vacíos dado el caos fronterizo que hace que las empresas británicas no puedan o no quieran exportar. Lo usual es que esta cifra, la de viajes en vacío en esta ruta, sea inferior al 20%. Los datos son de la patronal británica del transporte por carretera Road Haulage Association (RHA), citadas por The Telegraph, y ponen de manifiesto el trastorno causado por las nuevas medidas aduaneras y los controles sanitarios, que ya hacen mella en la balanza comercial del país.
Según Richard Burnett, director ejecutivo de la entidad, “la situación podría empeorar a medida que los volúmenes de comercio aumenten y las reservas se agoten”. El miedo a quedar atascado en la frontera debido a la complejidad de los nuevos trámites para llevar la carga a Europa o a no superar los test de coronavirus disuade a los transportistas. Esto se ha visto incrementado por los exportadores británicos, que han retrasado el envío de sus productos al no poder sortear la burocracia generada por el Brexit.
The Telegraph asegura que algunos transportistas europeos han subido sus tarifas entre 1,50 euros a 10 euros por kilómetro, bien para compensar la falta de mercancías de retorno o para poder cubrir los costes en caso de ser retenidos durante días en la frontera.
Ante la situación creada y el peligro de que las islas puedan quedar desabastecidas si esta se prolonga, el gobierno de Boris Johnson ha decidido suavizar algunas medidas que restringen la actividad del transporte. En concreto, Londres ha relajado los tiempos de conducción y descanso que están obligados a cumplir los transportistas para incentivar las operaciones de transporte.