“2020 ha sido un año pésimo, sin paliativos”. Este es el rotundo balance que el puerto de Bilbao hace del año de la pandemia, en el que ha movido apenas 29,5 millones de toneladas, un 16,7% menos que el año anterior. La cifra refleja un descenso de 5,9 millones de toneladas, en niveles de 2013. Para la autoridad portuaria, el desplome se debe no solo a la crisis causada por la pandemia, y la caída de la demanda de productos petrolíferos, sino también a “la lamentable situación y calidad del servicio de estiba”, en huelga durante buena parte del año.
Hasta junio, y pese a la irrupción del covid, el enclave vizcaíno mostraba un descenso contenido, incluso por debajo de la media de Puertos del Estado. En septiembre, la crisis y la “fuga de tráficos” causada por los preavisos de huelga hicieron que el descenso se igualara al del resto. Y, en diciembre, la huelga de estiba iniciada en octubre llevó los tráficos a ratios que no se veían desde 2013, muy superiores a la media estatal.
En concreto, los que más han sufrido son el crudo de petróleo y el fueloil por la falta de demanda. Petronor, su principal cliente, se vio obligada a parar una de las dos unidades de producción y reducir su capacidad un 40%. A esta situación se suma la brusca caída de los productos siderometalúrgicos por la crisis y la conflictividad en la estiba, “que ha llevado a algunas empresas a llevar sus productos por otros enclaves o modos de transporte”.
De hecho, la autoridad portuaria calcula que en torno al 9% del 22% del descenso de la carga seca es atribuible al efecto covid y el resto, hasta el 13%, a la estiba. Las importaciones suponen el 66% del total. Sin embargo, si aislamos los líquidos, Bilbao es un puerto exportador, ya que supone el 54% del tráfico, cifra similar a la de 2019.
“Pese a que la recuperación no será rápida, (…) en 2021 los datos serán mejores que los del ejercicio recién terminado”. Según explica la autoridad portuaria, la recuperación pasará por la mejora de la actividad económica, así como “la consolidación de un servicio de estiba flexible, competitivo y eficaz, una nueva y diferente política comercial; la apuesta por la digitalización, la innovación y la sostenibilidad; las oportunidades derivadas de la entrada en vigor del Brexit; y la recuperación de la calidad de las infraestructuras y los servicios”.
“Todo ello unido a las medidas económicas adoptadas para ayudar a las empresas privadas y a las inversiones programadas para crear nuevo suelo para proyectos estratégicos y ganar competitividad”, apuntan las mismas fuentes.