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martes, diciembre 3, 2024

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La irrupción del quick commerce obliga a repensar la estructura de la red logística

La profunda transformación del sector logístico en Europa no es solo consecuencia de los cambios generados por la pandemia, sino también de las nuevas tendencias de comercio electrónico. La satisfacción del cliente se ha convertido en el núcleo de las compras online: variables como el precio, la variedad de productos y la rapidez de entrega son determinantes.

Según un estudio de Packlink, el 55% de los españoles cree que la velocidad de entrega es una característica importante, siendo los más impacientes los manchegos (76%), seguidos de canarios y gallegos.

Para los que la velocidad es fundamental ha nacido una nueva generación de comercio electrónico: el denominado q-commerce o quick commerce, que representa la tercera generación del comercio electrónico, la nueva frontera del sector.

“El quick commerce está dando sus primeros pasos y en su evolución natural estará la incorporación de los pequeños y medianos negocios locales, además de contribuir a la sostenibilidad medioambiental. Esto puede tener un impacto no solo para una recuperación y crecimiento a largo plazo, sino también para repensar la estructura de la red logística. Todo apunta a que será un pilar fundamental en los próximos años”, señala Noelia Lázaro, directora de marketing de la plataforma de paquetería.

A diferencia del ecommerce tradicional, el q-commerce garantiza al cliente entregas muy rápidas: de 15 minutos a dos horas. Nacido inicialmente en el sector de la alimentación y para cubrir necesidades básicas durante la pandemia, poco a poco ha ido involucrando a más y más sectores.

Su fuerza radica en una red capilar de almacenes locales en áreas adyacentes a las de compra. La entrega de productos se realiza de forma rápida por la proximidad a los almacenes logísticos y por los medios de transporte utilizados (principalmente e-bikes, patinetes eléctricos o bicicletas). Estos vehículos no se ven afectados por el tráfico y disponen de una tecnología cada vez más orientada al consumidor que, a través del big data, permite un análisis en profundidad de las preferencias de los consumidores.

Logística de proximidad e inclusión

Las principales ventajas del quick commerce, tanto para los consumidores como para las empresas, son la velocidad y la calidad. A través de almacenes próximos al cliente, el comercio rápido cubre las entregas más rápidamente y de manera más eficiente.

La pequeña librería del barrio, el restaurante de la esquina o la tienda de teléfonos se convierten en parte activa del proceso, lo que permite forjar alianzas entre las plataformas logísticas y los pequeños negocios locales, democratizando el comercio en línea.

Además, el 75% de los encuestados tiene en cuenta el compromiso medioambiental y social de una marca en su elección de compra online y el 64% asegura que estaría dispuesto a pagar un precio extra por un embalaje de paquetes y envíos respetuoso con el medioambiente.

El comercio rápido fomenta el uso de vehículos eléctricos como e-bikes, patinetes y ciclomotores eléctricos, reduciendo las emisiones de CO2 y, precisamente por su naturaleza, se concentra en áreas geográficamente más pequeñas, reduciendo la distancia entre los almacenes y el cliente final. De esta manera, se mejoran las entregas de última milla, con ahorro de combustible y menos emisiones.

Iniciativas como La Hora del Planeta, que se celebrará a nivel global este sábado, abogan por reducir a la mitad el número de emisiones para 2030, un aspecto para el que la mejora en la eficiencia de las cadenas de suministro y la incorporación de flotas de vehículos eléctricos es fundamental.

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