A pesar de una inflación que no da tregua y unos tipos de interés que siguen subiendo, el sector de logística y transporte ha cerrado febrero con 1.005.635 afiliados, 2.025 más que en enero. Así, los peores augurios no se han visto reflejados en el mercado laboral, el mejor termómetro para medir la economía. No, al menos, en febrero.
En términos interanuales, comparado con el mismo mes del año pasado, el empleo crece un 4,5%. Entonces, en los registros de la Seguridad Social figuraban poco más de 962.000 cotizantes, 43.635 trabajadores menos.
Según los datos hechos públicos este jueves por el ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, en el régimen general se han producido hasta febrero un total de 796.279 nuevos afiliados en la logística, un 6% más que en el mismo mes de 2022.
En cambio, el régimen de autónomos continúa perdiendo afiliados a un ritmo del 0,7%, lo que se traduce en 1.479 trabajadores menos que en el mismo periodo del año anterior.
Por subsectores, según el CNAE, en transporte terrestre y por tubería el número de afiliados en febrero se sitúa en 636.965 (un 0,2% más que en enero), siendo de nuevo el que más empleo aglutina. En términos de empleabilidad, le siguen las actividades de almacenamiento, postal y correos, transporte aéreo. Por último, el transporte marítimo cae respecto al mes anterior un 1,2% debido al panorama inflacionista global.
Para la patronal logística UNO, estas cifras confirman el parón de la economía y la incertidumbre existente, “que no harán más que incrementar los costes de nuestras empresas”, según su presidente, Francisco Aranda.
“Estas cifras vuelven a confirmar la capacidad de aguante de nuestras empresas y su rol como grandes empleadoras de nuestro país, y ponen de manifiesto la creciente importancia del sector y su imparable proyección como sector estratégico”, ha añadido Aranda.
Un sector volátil y sensible
El pasado mes de enero se produjo la primera caída en la afiliación logística tras doce meses de crecimiento. Y es que el sector es “muy volátil y sensible a las subidas de tipos de interés, del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o de las cotizaciones sociales, los incrementos de impuestos o las nuevas tasas”, subraya el dirigente de UNO.
Desde la organización empresarial muestran su preocupación por la posible implantación de la jornada laboral de cuatro días, o la indemnización por despido a la carta. “Acometer estas acciones sin el consenso de los empresarios, y dejando al margen el diálogo social, solo insuflará una mayor rigidez e inseguridad jurídica a nuestro mercado laboral”, concluye Aranda.
