El sector de logística y transporte cuenta con 1.003.611 trabajadores afiliados a la Seguridad Social al cierre de enero, lo que supone un descenso del 0,57% comparado con diciembre, unos 5.700 cotizantes menos. Es la primera vez en el último año que la caída se registra tanto en el régimen de trabajadores por cuenta ajena (0,6%) como en el de autónomos (0,4%).
La nota positiva es que el crecimiento interanual ha subido un 4,6%, lo que se traduce en 44.885 trabajadores más que en el mismo mes de 2022, según los datos publicados este jueves por el ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, recogidos por la patronal UNO.
En relación con el régimen general, en enero se han registrado un total de 794.400 afiliaciones en el sector, un 5,7% más que el mismo mes de 2022. Por su parte, el de autónomos continúa un mes más perdiendo afiliados a un ritmo del 0,6% interanual, lo que se traduce en 1.340 trabajadores menos que en el mismo periodo del año anterior.
Por subsectores, según los datos de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE), se observa que en actividades de transporte terrestre y por tubería el número de afiliados en enero se sitúa en 635.329 trabajadores (0,4% más que en diciembre), consolidándose un mes más como el que más empleados aglutina. Tras él, por orden de importancia en términos de empleo, se sitúan las de almacenamiento, actividades postales y de correos, transporte aéreo y transporte marítimo.
Alerta de la patronal logística
Para el presidente de UNO, Francisco Aranda, el clima de incertidumbre regulatoria, incrementos de costes y rigidez laboral ha reducido “drásticamente” los márgenes de beneficio de las empresas, lo que provoca que una parte de los nuevos contratos laborales sean a tiempo parcial, “lo que en los próximos meses alimentará el pluriempleo”.
El presidente de UNO ha reiterado su preocupación por el impacto de la subida del salario mínimo interprofesional (SMI), hasta los 1.080 euros. “Esta subida implicará que las empresas paguen cerca de 20.000 euros al año por cada trabajador con el SMI, un incremento de los costes de producción que, al no venir acompañado de medidas que fomenten la productividad, ahogará aún más a las empresas”.