Hace 30 años, siendo una joven recién graduada, empezaba mi andadura profesional en uno de los centros de producción de Procter&Gamble España. En esos primeros años tuve mi primer contacto con el mundo de la logística, como responsable de aprovisionamiento y planificación de la producción. Debió ser amor a primera vista, ya que 30 años después sigo en este apasionante sector, cada vez más convencida de su papel crucial y estratégico en las empresas y en la economía de nuestro país.
Me divierte recordar cómo realizaba esta actividad con apenas un lápiz, un papel y una calculadora. Los pedidos se hacían a mano y se enviaban por fax, al igual que las facturas y los albaranes, y cuando un camión no llegaba a tiempo nos las veíamos y deseábamos para averiguar dónde estaba. Pocos años después, con la llegada del Intercambio Electrónico de Datos (EDI) empezamos a dar los primeros pasos en la digitalización, sustituyendo las transacciones manuales por transacciones electrónicas.
Lo que hemos vivido en los años posteriores ha sido una auténtica revolución tecnológica que las empresas han ido adoptando, cada una según sus recursos y, sobre todo, según la visión estratégica que se le ha dado a la transformación digital en la gestión de las cadenas de suministro.
“La transformación digital debe estar en el corazón de la estrategia de negocio y de la estrategia logística para que esta actividad sea una verdadera ventaja competitiva en las empresas”
Según distintos estudios, hoy apenas un tercio de las empresas han empezado a aplicar una estrategia de transformación digital en la actividad logística, lo que implica que nos queda mucho camino por recorrer para alcanzar el nivel de productividad y competitividad que el sector requiere. Algunos de los retos clave a los que nos enfrentamos pueden resumirse en tres puntos.
En primer lugar, la transformación digital debe estar en el corazón de la estrategia de negocio y de la estrategia logística para que esta actividad sea una verdadera ventaja competitiva en las empresas. Digitalizar no es lo mismo que transformarse digitalmente. Lo segundo implica apoyarse en las tecnologías para buscar nuevas soluciones y/o nuevos modelos de negocio. Tecnologías como el big data, la inteligencia artificial o el internet de las cosas son hoy una realidad que cuenta con numerosos casos de éxito. Otras, como el blockchain o la realidad aumentada e inmersiva, con menor implantación hoy en día, muestran también un enorme potencial para el sector.
En segundo lugar, es necesario mirar a los datos logísticos disponibles con visión end-to-end, con el fin de visibilizar lo que ocurre en toda la cadena de suministro y tomar las mejores decisiones en tiempo real. Debemos conseguir que esos datos logísticos fluyan a lo largo de la cadena, entre proveedores, fabricantes, distribuidores y actores en general de las redes de suministro, movidos por un objetivo común de creación de valor para todos.
Finalmente, la cultura colaborativa es más importante que nunca para maximizar las oportunidades de creación de valor a través de cadenas cognitivas, conectadas, predictivas y resilientes.
Una reciente iniciativa para ayudar a las empresas en la transformación digital es el GAMELabsNET que el Centro Español de Logística ha puesto en marcha en Madrid, dedicado principalmente a que empresas con actividades logísticas y de transporte apliquen esta tecnología disruptiva para diseñar y revisar sus productos y procesos. También permite generar nuevos modelos de negocio en el metaverso, capacitar a profesionales mediante la aplicación de la tecnología del videojuego y crear un ecosistema innovador de pymes, startups y empresas. Transformarse (digitalmente) o morir será probablemente el lema que marque los próximos años.