Que un nuevo medio especializado vea la luz es siempre una buena noticia. Todos los que estamos implicados en el sector agradecemos mucho disponer de información y análisis de todo aquello que nos afecta y de un nuevo punto de vista, en un momento tan crítico como este que nos ha tocado vivir. Es una gran noticia. Por eso, me siento especialmente honrado de contar con este espacio para compartir con todos los lectores de Puertos y Más mi reflexión acerca de la situación actual y el año que nos espera en la logística y el transporte por carretera.
Durante las últimas semanas de 2020 se multiplicaban los deseos de que se acabase el annus horribilis. Casi dábamos por hecho que el año nuevo nos traería, al menos, optimismo y nuevos aires. De momento, lo que ha traído es la tercera ola de una pandemia que se resiste a abandonarnos. Además, y sin querer ser, en absoluto, pesimista, no queda más remedio que admitir que la economía española se enfrenta a un panorama cada vez más complicado.
Frente a este escenario, no nos queda más remedio que empezar a mirar la realidad con ojos nuevos. Para salir de ésta vamos a necesitar el esfuerzo y la cooperación de todos. La recuperación del país, y del sector del transporte, no será posible si seguimos aplicando esquemas obsoletos basados en aniquilar a la competencia y consumir recursos sin pensar en el futuro del planeta. Está claro que no hay ninguna posibilidad de superar esta crisis con fórmulas basadas en pues es que esto se ha hecho siempre así.
“No cabe duda de que al final la crisis ha venido a acelerar la necesidad que ya existía, la de desechar fórmulas que ya no son válidas para dejar paso a lo nuevo”
En esta línea, llevamos mucho tiempo, seguramente demasiado, hablando de transformación digital. El término ha calado en el acervo colectivo pero lo que aún no ha calado es su verdadero significado. No pocas empresas han interpretado este proceso como una mera renovación estética: cambiar albaranes y facturas impresas por correos electrónicos y poco más. Pero la realidad es dura y ya no nos concede más aplazamientos. Las empresas españolas en general, y el transporte en particular, deben incorporar la tecnología a su estrategia de negocio si quieren sobrevivir.
2021 es el año de la renovación definitiva, entre otras razones porque los Presupuestos Generales del Estado contemplan más de cien millones de euros en ayudas a las empresas de transporte para la digitalización, sostenibilidad e innovación y otros tantos para que CCAA y entidades del sector público impulsen esa renovación. Es el momento de pensar de forma estratégica y mirar al futuro, de pensar en las posibilidades que estas ayudas pueden suponer, no para arreglar el roto de la pandemia, sino para crear algo nuevo, un modelo más resistente y que se adapte mejor al mundo que nos rodea.
El transporte de mercancías del futuro no puede dar la espalda al medioambiente. Aunque el impuesto al diésel fuera inoportuno e inasumible, en un año en el que ha habido un descenso de actividad e ingresos, la renovación de flotas y la consideración de criterios de sostenibilidad es una necesidad acuciante. El objetivo de neutralidad en carbono de cara a 2050 que se plantea la UE es alcanzable, sí, pero solo si se planifica teniendo en cuenta a todas las partes.
Si hay un aspecto en el que el transporte de mercancías por carretera tiene que mejorar con urgencia es la optimización de rutas. Los últimos datos de los observatorios del Mitma indican que los kilómetros totales recorridos en vacío siguieron aumentando en 2019 y 2020. Es una tendencia que no podemos permitirnos en el mundo actual. La forma más rápida y la más económica de ser sostenibles es ser más eficientes y reducir esos kilómetros en vacío.
Además de una implantación tecnológica aún insuficiente y de la falta de sensibilidad medioambiental, hay un factor clave que impide que esa cifra se reduzca y tiene que ver con la forma de entender el mundo empresarial. Aún existen muchos directivos que no conciben la colaboración como modelo del crecimiento. El éxito de otra empresa de mi sector es mi fracaso, y viceversa. Tengo una cartera cerrada de clientes, hago mi ruta y vuelvo en vacío ¿Qué por qué? Pues, porque siempre se ha hecho así.
Pero las fórmulas de siempre no valen en el mundo de ahora. La verdadera transformación digital llegará, y llegará pronto. Lo hará de la mano de la transformación empresarial, de una nueva forma de entender el sector más realista y más acorde con los actuales criterios medioambientales, sociales y de dirección empresarial. No cabe duda de que, al final, la crisis ha venido a acelerar la necesidad que ya existía, la de desechar fórmulas que ya no son válidas para dejar paso a lo nuevo.