La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) está preocupada por los efectos de la escalada del precio del carburante en el transporte de mercancías. Aun con la bajada del 0,3% de los alimentos en agosto, el IPC de esta partida alcanza el 10,5% interanual, cuatro veces superior al índice general, que es del 2,6%. Una circunstancia “muy preocupante”, advierte OCU, “ya que de su importe depende la posibilidad de seguir una dieta saludable, variada y suficiente”, sobre todo en el caso de las economías vulnerables.
En concreto, la organización ha mostrado públicamente su preocupación por la “notable” subida de los carburantes en agosto, del 8,6% para el gasóleo y del 5,7% para la gasolina. “Una circunstancia que podría terminar encareciendo el precio del transporte de mercancías y encarecer aún más el precio de los alimentos”, sostiene la entidad.
Los actuales índices de precios de los alimentos mantienen a un amplio número de productos básicos en precios difícilmente asumibles por muchos hogares: la subida interanual sigue siendo muy significativa en el azúcar (42%), aceites y grasas (31%), carne de cerdo (15%), patatas (14%), leche (14%), huevos o los preparados de legumbres y hortalizas (12%). Un grupo al que se unen ahora las legumbres y hortalizas frescas, que han subido un 3,5% en agosto. Y que junto con el aceite de oliva 8,7% lidera las subidas del mes pasado.
Los resultados de una encuesta sobre hábitos de consumo realizada en diciembre ya advertían del duro panorama al que se enfrentan muchas familias por el aumento de la inflación en los alimentos: nueve de cada diez consumidores han modificado sus hábitos, priorizando los productos en oferta y primando las marcas blancas y las compras en los súper de descuento (low cost).
Por todo ello, OCU insta al Gobierno a aumentar “de manera urgente y sustancial” el importe del cheque de 200 euros para familias con ingresos de menos de 27.000 euros, así como el número de beneficiarios, aumentando a su vez los límites de ingresos. Además, considera que el IVA del 0% debería aplicarse igualmente a la carne y el pescado, las principales fuentes de proteínas. Al mismo tiempo, solicita un esfuerzo combinado a toda la cadena alimentaria para tratar de buscar soluciones que contribuyan a reducir los precios de los productos básicos.
