Un informe de la organización ambientalista Transport & Environment sitúa a tres puertos españoles, Algeciras, Barcelona y València, entre los más contaminantes de Europa. Este ranking de emisiones de carbono tiene en cuenta las generadas por los buques que entran y salen de los recintos portuarios, a lo largo de toda la cadena de suministro, incluyendo sus rutas y las actividades en atraque. Los datos proceden de fuentes oficiales de las autoridades europeas y Eurostat y se refieren a 2018.
El puerto de Rotterdam, que lidera la clasificación, se asocia a unas emisiones de casi 14 millones de toneladas de CO2 al año, lo que lo sitúa al mismo nivel que el quinto mayor contaminante industrial de Europa, la central térmica de Weisweiler (Alemania).
Al enclave neerlandés le siguen Amberes y Hamburgo en el segundo y tercer lugar. El puerto de Algeciras es cuarto con 3,3 millones de toneladas de CO2 y Barcelona, quinto con 2,8 millones. València, que emite 2,7 millones, ocupa la séptima plaza, tras el griego de El Pireo, mientras que Bremen, Marsella y Amsterdam cierran la tabla.
En un año de grandes ganancias para el sector, con el tráfico de contenedores en su punto más alto y navieras que rivalizan en beneficios con Apple y Amazon, los ecologistas reclaman a los puertos una acción más decidida para reducir el impacto sobre el medio ambiente.
“El sector del transporte marítimo se está forrando en estos momentos. Los puertos están en el centro de esto y su impacto climático es enorme. Sin embargo, en lugar de respaldar las propuestas para limpiar el transporte marítimo, como la electrificación integral de los puertos y los mandatos para los combustibles verdes, los puertos no están haciendo lo suficiente”, señala Jacob Armstrong, responsable de transporte marítimo sostenible de la organización.
Sobre las emisiones de los buques durante su estancia en puerto, Rotterdam vuelve a obtener la peor puntuación. Los ambientalistas culpan a los grupos de presión portuarios, contrarios a objetivos “más estrictos” de electrificación en tierra, en especial en segmentos del transporte marítimo como petroleros y graneleros. Este punto es “especialmente amargo” para las comunidades portuarias de Ámsterdam y Rotterdam, señala T&E, donde los petroleros representan la mayor fuente de emisiones.
“Los puertos pueden tener un impacto directo en la ecologización del planeta. Esto significa instalar una infraestructura de reabastecimiento de combustible a base de hidrógeno y una electrificación en tierra que permita a los buques apagar sus motores y enchufarse en el puerto, lo que también mejoraría la vida de quienes viven cerca”, concluye Armstrong.
La organización pide a la Comisión Europea que ayude a los puertos destinando los ingresos que se deriven de la entrada del transporte marítimo en el mercado de derechos de emisión a infraestructuras de energía limpia. La ley de infraestructuras verdes de la UE (AFIR) se está debatiendo actualmente en el Parlamento Europeo y en el Consejo, y se espera un texto definitivo para la segunda mitad de 2022.