Excelencia interna. Estas dos palabras son las que transmito a los equipos de mi organización y, al mismo tiempo, son las dos palabras con las que finalizo las clases de transporte e intermodalidad en la Escola del Mediterrani, universidad que imparte el grado en logística empresarial dual. Esa excelencia interna es la que nos lleva a querer aprender, formarnos, desarrollar nuevos proyectos y mejorar día tras día para focalizarnos en dar un mejor servicio al cliente.
Significa querer ser el mejor en tu especialidad o, si no eres especialista, en querer ser el mejor en la toma de decisiones ya sea en el día a día o en una visión global estratégica de la organización. Igualmente, la crisis sanitaria ha impactado, según el sector y la actividad, bien en la cuenta de explotación, bien en la parte operativa de las empresas.
La crisis que hemos tenido que afrontar no es fácil, pero hay pequeñas pinceladas para el optimismo. El covid ha provocado que muchas empresas, grandes, medianas y pequeñas, se pongan las pilas y avancen a pasos agigantados sus planes de digitalización y, en consecuencia, hacia el e-commerce. Esto ha provocado que las empresas logísticas y de transporte, siendo estas últimas uno de los eslabones más débiles de la cadena, no sufran en exceso la crisis causada por este maldito virus, un virus que nos toca a todos de primera mano.
Las empresas no deben desesperar y deben afrontar el futuro con optimismo haciendo los deberes, ya que siempre puede haber incertidumbre donde hace un año nadie lo hubiese dicho. Si has hecho los deberes y has sido consecuente, se sufrirá, pero también sobrevivirás y podrás crecer
Gracias a ello, las empresas que han podido desarrollar proyectos internos de mejora y digitalización en los últimos años, ahora pueden seguir los pasos de sus clientes y exigir a proveedores, socios y empresas dedicadas que se pongan también las pilas. Se trata de exigir a tus stakeholders directos, proveedores y clientes (sí, a clientes también) que estén a tu altura para conseguir la excelencia. El cliente, si no te lo exige a ti, te lo agradecerá y estará encantado de que le acompañes para dar el salto de calidad para seguir sobreviviendo y mejorar sus resultados a pesar de los tiempos que vivimos. Si ellos mejoran, seguro que tú mejoras.
La gran preocupación, en mi opinión, es que las empresas muchas veces están solas. Y en este caso, se cumple la norma ya que los dirigentes de este estado las han abandonado tal y como se puede observar en la gráfica de la Comisión Europea, donde España es el estado de la zona euro que menos ha invertido para combatir la crisis del coronavirus.
Entonces, ¿qué tenemos que hacer las empresas? ¿Rezar para que los dirigentes políticos nos acompañen? No. Las empresas no deben desesperar y deben afrontar el futuro con optimismo haciendo los deberes, ya que siempre puede haber incertidumbre donde hace un año nadie lo hubiese dicho. Si has hecho los deberes y has sido consecuente, se sufrirá, pero también sobrevivirás y podrás crecer y obtener mayor rédito ya que muchos otros, muy a mi pesar, ya no estarán como consecuencia del abandono de los dirigentes. En parte por eso, pero sobre todo por no haber conseguido la excelencia en todas sus facetas dentro de la organización.
Pero, ¿podemos alcanzar la excelencia interna? A los alumnos y a los equipos profesionales de mi organización les transmito que esta nos conducirá a la excelencia hacia al cliente. Sin embargo, la excelencia interna no nos puede hacer perder el norte: más vale 100 cosas buenas que una excelente. Eso permitirá tanto a una empresa como a una persona crecer, adaptarse, avanzar más rápido y seguir los pasos estratégicos que debe tomar e implantar.
La excelencia se debe buscar en la formación, experiencia, toma de decisiones y esta se alcanzará equivocándonos, formándonos continuamente y adaptándonos, que no, reinventándonos, apostando y confiando por las personas como el talento a potenciar para las organizaciones empresariales. Eso, junto con el valor añadido en innovación, hará sobrevivir a la empresa en el tiempo, a pesar de la incertidumbre. Eso, sin duda, es excelencia.