El sector del transporte y la logística de Francia atraviesa por uno de sus momentos más aciagos. Apenas un año después de las protestas de los gilets jaunes (chalecos amarillos), los sindicatos han tomado las calles de las principales ciudades de Francia contra la reforma de las pensiones que ultima el Gobierno de Emmanuel Macron. Las protestas comenzaron el pasado 5 de diciembre, pero persisten a día de hoy con una nueva oleada de manifestaciones y paros convocados para este jueves por la poderosa CGT de Philippe Martinez (que cuenta con más de 700.000 afiliados).
Además de los problemas en el transporte público, la situación está golpeando a los grandes nodos logísticos, en particular, los puertos. La operación Ports Morts (Puertos Muertos), organizada por la poderosa CGT de Philippe Martinez y sus más de 700.000 afiliados, ha paralizado el sistema portuario durante buena parte del mes de enero.
Las protestas sociales, que se suceden desde diciembre, paralizan puertos y nodos logísticos
Mientras, las patronales encabezadas por la Union des Entreprises de Transport et de Logistique de France (TLF y TLF Overseas), la Fédération Nationale des Transports Routiers (FNTR) y Unostra se han cansado de exigir una y otra vez al Gobierno “acciones contundentes” para desbloquear los puertos y garantizar la libre circulación. “El transporte de mercancías está en peligro. Sin puertos, no puede haber comercio exterior. Nuestros puertos están en el corazón de la economía francesa. El Gobierno debe tomar conciencia urgentemente de las consecuencias de esta situación para la competitividad del sector”, advierte Herbert de Saint Simon, presidente de TLF Overseas.
“El transporte de mercancías está en peligro. Sin puertos, no puede haber comercio exterior”
La situación es muy preocupante para todos los actores de la cadena logística, desde navieras, estibadoras y transitarios hasta agentes de aduanas y transportistas, estos últimos, como en España, el eslabón más débil. La frecuencia de los paros decretados en los muelles, con periodos de inactividad de hasta 72 horas seguidas, seguidos de días de relativa calma, castigan con dureza a las empresas y ponen en serio riesgo el tejido logístico del país.
En diciembre, los estibadores franceses se declararon en huelga los días 5, 10, 12, 17 y 19, lo que supone una media de dos días por semana. A estos, se sumaron los remolcadores, en huelga desde el 18 hasta el 22 del mismo mes, ambos inclusive, lo que significa que los buques no fueron cargados ni descargados en esos días. La situación empeoró tras el periodo navideño. Los trabajadores portuarios secundaron las huelgas decretadas por la filial de la CGT los días 9, 10, 11, 14, 15, 16, 21, 22, 23 y 24 de enero.
“La situación se ha vuelto catastrófica, los transportistas están muy mal y no podrán resistir mucho más tiempo”
Los empresarios lamentan tener que soportar solos el impacto económico de las movilizaciones. En una carta al presidente de la República, la TLF ha solicitado una exención de los costes de estacionamiento, vigilancia, conexión de contenedores refrigerados, atascos y demoras. Para Unostra, que aglutina a las pymes del transporte por carretera (el equivalente francés de Fenadismer), la situación “se ha vuelto catastrófica, los transportistas están muy mal y no podrán resistir mucho más tiempo”. Su presidenta, Sandrine Bachy, entiende que la economía francesa no puede soportar el cierre de los puertos. “Desde principios de enero, la situación ha empeorado con las sucesivas huelgas de los estibadores, que se van encadenando semana tras semana”, advierte Bachy.
La carretera, la peor parada
Quienes más padecen, como casi siempre en estos casos, son los transportistas por carretera. Miles de ellos han perdido decenas, centenares de horas de trabajo, inmovilizados en los puertos por falta de mercancía. El panorama resulta desolador para los autónomos. “La situación no puede alargarse más. Transportistas con uno o dos camiones y que solo practican esta actividad tendrán que cerrar después de perder prácticamente el 70% de su volumen de negocio”, señala Aline Mesples, presidenta de OTRE (Organisation des Transporteurs Routiers Européens), la entidad que defiende al colectivo.
La caída de los tráficos en los muelles se estima en un 40% en el caso de Marsella Fos, el doble para Le Havre. Otros enclaves como Burdeos, Nantes Saint-Nazaire o Dunkerque cuantifican las pérdidas en términos similares. A falta de un cálculo más exacto, el sector da por perdidos decenas de millones de euros. “Deben adoptarse de inmediato medidas específicas, en particular para los operadores portuarios, que se están llevando la peor parte. Esta situación debe abordarse ahora de manera acorde con lo que está en juego en términos de desbloqueo y apoyo a las empresas”, argumenta con rotundidad Jean-Christophe Pic, presidente de FNTR.
Y en Francia llueve sobre mojado, porque el transporte por carretera vive en permanente descontento. A la huelga general de CGT contra la reforma de las pensiones, se sumaron estos días otras reivindicaciones más específicas del sector, como el rechazo a las subidas de impuestos, o los que se enmarcan en las tensiones de la negociación colectiva. El malestar campa a sus anchas y muestra de ello es la huelga convocada por OTRE, en este caso contra el aumento del gravamen al gasóleo que el Ejecutivo tiene intención de aplicar este año. Además, el sindicato de transporte y logística FGT- CFTC convocó otro paro también en diciembre, que afectó al transporte de mercancías por carretera, al de pasajeros, mudanzas y logística.
Como consecuencia, el 60% de las empresas se ha visto afectada con una pérdida media de ingresos del 15%, que alcanza el 30% en el transporte multimodal. Son los desoladores resultados de una encuesta realizada a más de 800 empresas para medir la gravedad de la situación. En general, las más pequeñas son las que presentan más dificultades para recuperarse por lo que supone en costes adicionales, como el aumento de los kilómetros recorridos, en particular en vacío, muchas horas extraordinarias, cancelación de pedidos y multas por demora en el pago.
Según el ránking de desempeño logístico bianual del Banco Mundial, Francia ocupaba la decimosexta posición en 2018, justo por delante de España pero claramente por detrás de sus vecinos Alemania, Bélgica o Países Bajos
Para capear el temporal, las patronales piden planes específicos de ayuda, ya sea posponiendo el pago de impuestos o mediante la creación de un fondo financiero bonificado para las más frágiles. Aunque quizás ya sea tarde. “La respuesta de las autoridades no está a la altura de la situación. Algunas empresas ya están en quiebra”, apostilla Jean-Christophe Pic.
La France logistique
Sea a causa del poder que ostentan los sindicatos o por la propia competencia de las empresas foráneas en un mundo cada vez más globalizado, lo cierto es que el tejido logístico francés ha dejado de ser una potencia en Europa. Según el ránking de desempeño logístico bianual del Banco Mundial, Francia ocupaba la decimosexta posición en 2018, justo por delante de España pero claramente por detrás de sus vecinos Alemania (1), Bélgica (3), Países Bajos (6), Dinamarca (8), Reino Unido (9) y hasta Suiza (13). Los franceses han perdido cuatro posiciones desde 2012, mientras España se ha encaramado al puesto 17 desde el 26 que ocupaba hace diez años. Y amenaza con superarla este año.
La pérdida de potencial logístico ha encendido todas las alarmas en el Elíseo, que el pasado 8 de enero presentaba con toda solemnidad la plataforma France Logistique con el fin de relanzar la industria logística nacional. Su creación se inscribe en el conjunto de medidas preconizadas en el informe Hémar-Daher y acogidas por el primer ministro Edouard Philippe en septiembre. El objetivo es convertir el país en una “encrucijada logística estratégica”. Auspiciada por el ministerio de la Transición Ecológica, que incluye las competencias sobre transporte, la nueva entidad público-privada aglutina a todos los actores para una cadena logística francesa más eficiente. “Nuestro objetivo es mejorar el atractivo y la competitividad en beneficio de las empresas, los consumidores y el desarrollo sostenible”, en palabras de su presidenta, la ex ministra Anne-Marie Idrac.
La plataforma pretende convertirse en el punto de referencia para los poderes públicos. Para Idrac, “no es una organización profesional más, aquí se tratarán temas comunes a toda la cadena logística sin sustituir las competencias de las distintas federaciones existentes”. Se establecerá un “diálogo reforzado” con los poderes públicos, en particular dentro del Comité Ejecutivo de la Logística, que estudia, elabora y garantiza la aplicación de las decisiones relativas a la industria logística. France Logistique se centrará en cinco prioridades bien definidas: el fomento de la competitividad; la transición energética y la descarbonización; la mejora de la imagen del sector; el apoyo a sus oficios y competencias; los nuevos modos de organización de la logística urbana; y la participación en la planificación logística del territorio. El objetivo final no es otro que volver a poner el país en el tablero mundial de la logística.