Los puertos europeos lamentan la falta de medidas de fomento del transporte marítimo de corta distancia en la Estrategia de movilidad anunciada por la Comisión, que pretende reducir las emisiones contaminantes en un 90% en 2050. La Organización Europea de Puertos Marítimos (Espo) acoge con beneplácito el “ambicioso” objetivo de las instituciones europeas y apoya plenamente la intención de hacer que todos los modos de transporte sean sostenibles, aunque con matices.
La organización advierte que, a diferencia del ferrocarril y las vías navegables interiores, que sí van acompañados de medidas de estímulo a la descarbonización, el plan no propone medidas de apoyo específicas para los puertos. “Para aumentar la cuota del transporte marítimo de corta distancia, es necesario simplificar los criterios de las autopistas del mar, crear condiciones de igualdad entre las conexiones marítimas y terrestres y reconocer los puertos marítimos como infraestructuras transfronterizas”, apunta la entidad.
En este sentido, considera que el buque insignia de los puertos con cero emisiones es un estímulo para los esfuerzos actuales que las autoridades portuarias europeas “ya están realizando para reducir emisiones y contribuir a la transición energética de la economía europea”. Los puertos esperan “una estrategia más específica, que debería incluir apoyos a las infraestructuras necesarias para el suministro y el transporte de nuevas energías, como el hidrógeno, el reconocimiento de la función de los oleoductos y gasoductos y, más en general, el fortalecimiento de las sinergias entre las políticas de transporte y energía”.
Además, el logro de la ambición de emisión cero requerirá importantes inversiones privadas y públicas en los puertos y la infraestructura pertinente, que no pueden ser sufragadas únicamente por las autoridades portuarias individuales.
El objetivo de la Estrategia de Movilidad es que el transporte marítimo de corta distancia y el de vías navegables interiores aumenten un 25% en 2030 (50% en 2050) y el de mercancías por ferrocarril en un 50% en 2030 y el 100% en 2050.
También cuestiona que el plan se centre exclusivamente en las redes de transporte terrestre, “ignorando la dimensión marítima y el papel de los puertos en lo que respecta al aumento de la conectividad tanto interna como externa”.