En un nuevo esfuerzo por aliviar la congestión y el volumen de carga en los puertos de Long Beach y Los Ángeles, las autoridades portuarias de California comenzarán a cobrar a las navieras una tasa de cien dólares al día por cada contenedor de importación que permanezca inactivo en sus terminales marítimas.
El nuevo recargo, que se aplicará a partir del uno de noviembre, cuenta con el visto bueno del Biden-Harris Supply Chain Disruptions Task Force (grupo de trabajo de la Casa Blanca para las interrupciones de la cadena de suministro), el departamento de Transportes de EEUU y otras partes interesadas de la cadena logística.
En el caso de contenedores desplazados en camión, se cobrará a las navieras por cada caja que permanezca en tierra nueve días o más. Para los que se mueven por ferrocarril, se cobrará a partir de los tres días de estancia en sus depósitos. Y 100 dólares más por cada día que pase.
“Debemos acelerar el movimiento de carga a través de los puertos para reducir el número de barcos fondeados frente a nuestras costas”, asegura el director ejecutivo del puerto de Los Ángeles, Gene Seroka. Aproximadamente el 40% de los contenedores de sus terminales pertenecen a alguna de estas dos categorías. Seroka cree que “si podemos despejar la carga inactiva, tendremos mucho más espacio en nuestras terminales para aceptar vacíos, manejar exportaciones y mejorar la fluidez para la amplia gama de cargadores que utilizan nuestros muelles”.
Antes de que se dispararan las importaciones a mediados de 2020, los contenedores para entrega local permanecían menos de cuatro días de media en las terminales, mientras que los destinados al ferrocarril lo hacían por un periodo inferior a dos días. Esas cifras han aumentado drásticamente en las últimas semanas, lo que dificulta la logística portuaria.
“Con la creciente acumulación de buques frente a la costa, debemos tomar medidas inmediatas para impulsar la rápida retirada de contenedores de nuestras terminales”, ha señalado el director ejecutivo del puerto de Long Beach, Mario Cordero. “Las terminales se están quedando sin espacio y esto dejará espacio para los contenedores en esos barcos fondeados”, ha añadido.
Ambos enclaves reinvertirán el importe recaudado por esta tasa en programas para mejorar la eficiencia, agilizar la operativa y abordar los impactos de la congestión en toda la Bahía de San Pedro.