Las furgonetas y camiones eléctricos a batería serán competitivos respecto a los vehículos de combustión interna a partir de 2025, mientras que los de pila de combustible de hidrógeno deberán esperar al menos hasta 2030. Así se desprende de un informe elaborado por Cambridge Econometrics para Transport & Environment, en el que ha colaborado el ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y diversas organizaciones españolas.
El estudio señala que los camiones eléctricos de batería alcanzarán la paridad de coste con los vehículos de combustión interna en 2025. También se espera que para esa fecha los camiones eléctricos de batería con pantógrafo sean más baratos que los diésel. Los propulsados por pila de combustible serán competitivos cinco años más tarde, a medida que los precios del hidrógeno disminuyan.
El coste de estas tecnologías se reducirá con el tiempo según se logren economías de escala y bajen los precios de la electricidad y el hidrógeno.
Los analistas de Cambridge Econometrics han trabajado en 2021 con expertos de entidades involucradas en el transporte de mercancías por carretera para entender cuáles son las posibles vías de descarbonización en el caso concreto de España. Y también para determinar sus costes relevantes (vehículos, infraestructura, etc.) y los beneficios ambientales.
Con las políticas actuales, España no lograría la descarbonización total del transporte de mercancías por carretera en 2050.
El estudio muestra que una transición rápida a la propulsión eléctrica reduciría sustancialmente las emisiones de CO2 asociadas al transporte de mercancías por carretera. Como el sector eléctrico se descarbonizará y el hidrógeno podrá producirse por electrólisis utilizando energías renovables, las emisiones del pozo a la rueda (well-to-wheel) disminuirán. Sin embargo, en España existe un “gran desfase entre las políticas actuales y una trayectoria coherente con el transporte de mercancías por carretera sin emisiones”, apunta el responsable de políticas de transporte de mercancías de T&E, Carlos Bravo.
De hecho, el informe sostiene que en España, el transporte es el que más contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero (un 29% del total en 2019), siendo achacables al transporte de mercancías por carretera un 9,8% del total nacional. Con las políticas actuales, España no lograría la descarbonización total del transporte de mercancías por carretera en 2050, según el estudio.
Coste de la tecnología de cero emisiones
La principal incertidumbre para determinar un posible adelanto en el tiempo de los resultados del estudio con respecto a los diferentes escenarios, es la mayor o menor rapidez con la que las tecnologías y combustibles de cero emisiones de carbono puedan bajar de coste, así como la evolución del incremento de los costes del diésel, la gasolina y el gas natural, ahora disparados por la invasión de Ucrania.
Es por ello que T&E subraya que una adecuada regulación a nivel europeo y estatal “es crucial para avanzar de forma rápida y segura” en la senda de la descarbonización del transporte de mercancías por carretera.
Por otro lado, el despliegue de furgonetas y camiones de cero emisiones requiere el desarrollo simultáneo de una infraestructura de carga y repostaje adecuada. En vehículos pesados, los escenarios dominados por la pila de combustible requieren la mayor inversión total en infraestructura, seguidos por los vehículos dotados de pantógrafo para la recarga mediante catenaria (Electric Road System, ERS), y los vehículos eléctricos a batería.
En los escenarios contemplados, el abandono progresivo de las ventas de furgonetas nuevas con motor de combustión interna en 2035 y de camiones diésel nuevos en 2040 no conseguirá por sí solo la eliminación total de las emisiones de carbono en 2050, ya que parte de estos vehículos vendidos antes de 2035 seguirá en activo en 2050.
Por lo tanto, se necesitaría adelantar la fecha del abandono progresivo de las ventas de vehículos de combustión interna y otras políticas adicionales para lograr las emisiones netas cero en todo el sector en 2050. En este punto el informe destaca que los vehículos convencionales con motor de combustión interna serán cada vez menos competitivos a lo largo de su vida útil en comparación con sus equivalentes eléctricos, de manera que los transportistas apostarán cada vez menos por ellos.