Como no podía ser de otra manera, el sector de la logística se sube al tren de la sostenibilidad. El segmento logístico ha sido unos de los mercados más resilientes durante la pandemia, situándolo en una posición ventajosa en el sector inmobiliario, lo que ha promovido el interés por parte de inversores y promotores. De hecho, en 2020 se desembolsaron más de 1.100 millones de euros en inversión en el segmento inmologístico, cifra que da mucha pistas del auge de este sector.
El crecimiento del e-commerce en España durante los últimos meses ha sido uno de los grandes causantes, sobre todo, a raíz del confinamiento, lo que ha favorecido enormemente la demanda de espacios logísticos.
El sector inmobiliario es uno de los que más emisiones de CO2 produce. De ahí que desde JLL nuestro compromiso sea firme para dar la vuelta a esta situación. En su memoria anual de sostenibilidad, JLL ha establecido el objetivo de reducir sus emisiones de cara a 2034, y conseguir que nuestros propios edificios registren cero emisiones netas de carbono de aquí a 2030. Unos compromisos que nos permitirán alcanzar un nivel de cero emisiones netas en 2040 en todos los ámbitos de nuestras operaciones, incluidas las instalaciones de clientes bajo gestión.
“El auge de la movilidad eléctrica y el autocosumo, las ciudades inteligentes y las energías renovables certifican que estos cambios en pos del medio ambiente son ya una realidad en la que la inmologística estará integrada”
Una filosofía que se va extendiendo por todo el sector inmobiliario y a nuestros clientes. Así, las naves logísticas se están adaptando a pasos agigantados a las últimas tendencias globales en materia de construcción, operatividad y diseño.
Los nuevos espacios logísticos deben partir de una adaptación a espacios flexibles, en los que se utilicen energías limpias para su funcionamiento y, a ser posible, con la mayor proporción de materiales de reciclaje. Estas ideas enlazan con el firme propósito de poner a las personas en el foco de todas nuestras acciones.
Con el tiempo, el concepto de sostenibilidad se ha hecho más amplio con el fin de abarcar no solo cuestiones ambientales, sino también los factores ESG.
Consideramos que en los próximos cinco o diez años habrá una creciente demanda de naves verdes. En este contexto, se percibe un interés por parte de algunos promotores e inversores en el desarrollo de inmuebles logísticos que proporcionan una mejora en la construcción y en las condiciones del activo. A medida que los inversores incorporen las cuestiones ESG en sus estrategias, se podrá observar un descuento en los inmuebles que no cumplan las expectativas del mercado en materia de sostenibilidad, lo que se conoce como brown discount. Es decir, una integración más prolongada de estos criterios se traducirá en una revalorización del activo.
Dada la limitación del terreno y la presión por mejorar la sostenibilidad de la logística en las ciudades, también estimamos que la mayoría de las instalaciones seguirán un enfoque colaborativo y de usuario compartido, como consecuencia de la limitación del terreno.
El auge de la movilidad con coches eléctricos y el autocosumo, el crecimiento de las ciudades inteligentes y el impulso de las energías renovables, certifican que estos cambios en pos del medio ambiente son ya una realidad en la que la inmologística estará integrada.