El brutal aumento del precio de la luz está frenando el despliegue del tren de mercancías propulsado por electricidad. Al menos a corto plazo, algunos operadores se están replanteando la conveniencia de detener las locomotoras eléctricas ante la escalada de los precios de la luz. Es el caso de la británica Freightliner, el operador británico de transporte ferroviario de mercancías que dispone de mayor flota eléctrica, que ha decidido aparcar las máquinas más sostenibles y sustituirlas por las diésel.
El precio que Network Rail cobra por operar trenes eléctricos ha aumentado en más de un 210% entre septiembre y octubre. Este aumento sin precedentes en las tarifas de electricidad ha provocado un fuerte incremento de los costes operativos. “Como resultado, Freightliner ha tomado la difícil decisión de reemplazar temporalmente los servicios de carga eléctrica con servicios diésel, con el fin de mantener una opción rentable para el transporte de bienes y suministros vitales en todo el país”, señala la filial de la australiana One Rail en un comunicado.
La compañía destaca que esta decisión es coyuntural, y que volverá a la tracción eléctrica en cuanto el mercado y los precios se normalicen. Con todo, afirma Freightliner, incluso con una locomotora diésel, cada tonelada de carga transportada por ferrocarril reduce las emisiones en un 76% respecto al coste ambiental que supone hacerlo por carretera.
“Retirar las locomotoras eléctricas es contrario a nuestra estrategia y está en claro desacuerdo con los objetivos de descarbonización de Reino Unido. Sin embargo, unos costes energéticos tan elevados no nos dejan otra opción”, lamenta la empresa.
Freightliner opera un total de 23 locomotoras eléctricas, entre las que se incluyen varias locomotoras exprés de pasajeros recientemente rediseñadas para el transporte de mercancías. La mayoría de los demás operadores aún no han dado a conocer sus planes. Sí lo ha hecho DB Cargo, que por el momento no piensa alterar la actual composición de su flota de tracción.