Los transportistas consideran que la pandemia obliga a repensar la Estrategia de Movilidad Sostenible de la Comisión Europea, “ya que es necesario trabajar en una estrategia para el transporte por carretera después de la crisis, que combine competitividad y sostenibilidad, y sin olvidar la dimensión social y las especificidades de las pequeñas empresas.
UETR, la organización que impulsa la española Fenadismer, entiende que los costes de i + D de la tecnología verde no pueden transferirse a los vehículos. “Hasta ahora, las pymes han realizado grandes esfuerzos para volverse ecológicas, por lo que deben recibir incentivos financieros y fiscales para lograr una movilidad con bajas emisiones. La estrategia de la UE debe acompañar y apoyarlas en este camino”, señala la entidad.
Además, cree que es imprescindible que los requisitos obligatorios en la legislación medioambiental para las empresas de transporte y vehículos industriales “vayan de la mano” de los avances tecnológicos reales. De lo contrario, afirma UETR, “nos encontraríamos con legislaciones que no se ajustan a la realidad tecnológica y las empresas se enfrentarán a una imposibilidad real de acceso a vehículos que cumplan con los estándares ambientales de la legislación o que, cumpliéndolos, no serían adecuados a las necesidades reales”.
Sobre el principio de quien contamina paga, es decir, la tarificación de la red viaria y la internalización de los costes externos del transporte, “debe aplicarse a todos los usuarios, no solo a los transportistas, y lo recaudado debe destinarse a reinversiones en infraestructura y apoyo a las empresas, objetivos que aún están lejos de lograrse”.
En el ámbito social, la asociación aboga por un mercado interior de transporte “justo y que funcione”, ante las “contradicciones e incoherencias que aún no han sido resueltas”, en especial su aplicación no armonizada y la brecha entre costes y tarifas de transporte.