El sector de la logística es un sector transversal, imprescindible para la competitividad de todos los sectores de la economía, especialmente para la industria. Si queremos ser un país industrial necesitamos una logística eficiente, ya que el coste total de un producto es el coste de producirlo y de llevarlo al mercado que lo consumirá. Si queremos un país competitivo y de futuro, necesitamos una logística eficiente.
Me permito también recordar el papel trascendental que tuvimos durante la pandemia y que nadie nos reconoció. Nuestro sector trabajó en condiciones extremas para seguir proporcionando productos de todo tipo a los ciudadanos.
Debido a que los datos oficiales no recogen la potencia del sector, ya hace años que desde Pimec Logística-Clúster Logístic de Catalunya, hacemos un informe anual en el que constatamos que el peso del sector en la economía catalana es de más de un 12% del PIB, más de 28.000 millones de euros, y, por tanto, es clave para la industria y para la economía del país. Este estudio, por su importancia, se incluye en el informe anual que publica Cimalsa en el Observatori de la Logística. Si extrapoláramos al total del Estado Español los datos serían parecidos. Además, este peso crece año a año.
Para conseguir una logística eficiente hay que actuar sobre diferentes palancas. La primera son las infraestructuras, y en este sentido tenemos mucho trabajo a hacer para conseguir una logística multimodal eficiente. El desarrollo del ferrocarril de mercancías es clave si queremos seguir exportando las 16.000 toneladas de frutas y verduras que exporta el Estado Español anualmente a Europa, por ejemplo.
La segunda es la formación, desde los clústeres y las patronales no paramos de decir que necesitamos profesionales del sector con las nuevas habilidades que necesita la logística 4.0, conseguir una oferta ajustada a la demanda. La tercera es la legislación, que debe adaptarse a las nuevas realidades con la que nos encontramos. La cuarta es la tecnología y finalmente, la quinta, y no menos importante, es la sostenibilidad. Es una realidad que somos un sector contaminante y que debemos abordar la transición hacia una logística sostenible.
Las empresas tenemos un papel fundamental en la contribución a una movilidad más inteligente y sostenible, para ello necesitamos más incentivos e instrumentos para el tejido productivo en relación con la transición energética y las nuevas tecnologías, y medidas como infraestructuras e inversiones para conseguir este reto de impacto social, medioambiental y económico en todo el territorio.
Nosotros representamos a un sector enorme de pymes y autónomos que no lo tienen fácil, que deben analizar con mucho detalle sus inversiones, no pueden equivocarse, tienen muy poco margen de error.
“Es por ello por lo que las empresas logísticas, especialmente las pymes, exigimos una mejor interlocución con las administraciones para asegurar una transición realista y que no deje a nadie atrás”
En este sentido, es clave tener cierta seguridad a la hora de gestionar este cambio de tecnologías contaminantes a no contaminantes y, por tanto, es absolutamente necesario la interlocución y la colaboración entre sectores empresariales y administración pública para implementar medidas realistas y progresivas que permitan esta transición y no dejen atrás ninguna empresa. Nosotros, además de empresarios, somos ciudadanos, y tenemos claro que no existe un plan B para el mundo, debemos reducir las emisiones drásticamente sí o sí.
Simplemente, pedimos abordar la transición hacia la movilidad sostenible de forma progresiva, global e integrada desde la colaboración público-privada.
La realidad es que los objetivos de reducción de emisiones no están acompasados con las tecnologías que lo deben hacer posible. Si ponemos énfasis en el transporte por carretera vemos esta realidad, no tenemos aún alternativas claras, con rendimiento y costes eficientes. Tanto en el pequeño volumen como especialmente en el gran volumen; donde podemos constatar que en vehículos pesados de transporte por carretera no existe ninguna alternativa al gasóleo y es necesario ver cómo la tecnología de hidrógeno u otras puede ayudar en el reto medioambiental que tenemos.
Es por ello por lo que las empresas logísticas, especialmente las pymes, exigimos una mejor interlocución con las administraciones para asegurar una transición realista y que no deje a nadie atrás. Debemos ir de la mano y dar los pasos adecuados y graduales para conseguir esta transición. De lo contrario se pondrá en riesgo a un sector esencial para la economía, integrado mayoritariamente por pequeñas empresas y autónomos, que no tiene red de seguridad si no se hacen bien las cosas.