Alfredo Soler es ingeniero informático, CEO de Trans-Base Soler y presidente de Propeller Valencia desde julio, coincidiendo con el 25 aniversario de esta asociación de directivos y empresarios logísticos. Dos años antes de que naciera, en 1972, su padre fundó la empresa que hoy dirige. Siendo niño vivió la transición del negocio del transporte de troncos a los contenedores mientras acompañaba a su padre al depósito. Recuerda bien ese ambiente de trabajo que le encantaba y suele decir que su lengua materna es el contenedor.
Combinó sus estudios de ingeniería informática en la Universidad Politécnica de València con la empresa familiar haciendo algunas programaciones de facturación y gestión para el depósito. Luego, con los estudios avanzados y la experiencia adquirida en la empresa, desarrolló su propio sistema informático profesional y estandarizado. Un programa del que llegó a vender algunas licencias y que luego ha mejorado.
Entró en Propeller Junior cuando se fundó y pronto pasó al senior, siendo el miembro más joven. Formó parte de la junta directiva, en varias de ellas como vicepresidente.
— ¿Qué peso tiene cada sector de actividad en Propeller Valencia?
No se reparte el peso por sectores. Los socios lo somos a nivel personal no por las empresas y tenemos todos algo común: el sector logístico portuario. Dentro de ese interés común puede haber asuntos que puedan beneficiar más a una naviera o un consignatario frente a otros…. Tenemos perfectamente claro que a ese nivel no podemos entrar. El Propeller solo va a defender aquellos puntos que sean de interés común en el ámbito del puerto de València.
— ¿Cuáles son sus objetivos?
Hay cuatro objetivos estratégicos. Uno es hacer de lobby, generar opinión y mantener contactos con personas que puedan influir en nuestro día a día. La principal actividad son las comidas-coloquio mensuales. En este entran también los informes que encargamos a expertos como, por ejemplo, el que hizo la UPV sobre el impacto de la terminal norte. Otro objetivo es captar talento y ahí entra Propeller Junior con la formación como misión primordial. Un tercero es comunicar, y el cuarto llegar a la sociedad, y eso implica la relación puerto-ciudad y la responsabilidad social corporativa. Somos miembros de Aportem Puerto Solidario, organizamos una cena anual para recaudar fondos para niños con problemas. Y cada cierto tiempo organizamos un encuentro familiar para mostrar el puerto.
“Como asociación tenemos la función de limar las asperezas que puedan surgir entre esos partidos que tienen como bandera la oposición permanente al puerto. Tenemos que hacerles ver que están equivocados”
— ¿Cuál es el nivel de influencia de Propeller Valencia en instituciones como la Generalitat, los sindicatos, CEV o AVE?
Muy positiva. Hace 10 o 12 años, cuando ibas a buscar a algunos, teníamos que explicar quiénes éramos y qué hacemos, y ahora ya nos conocen. Tenemos más capacidad de llegada. Con los empresarios más aún. De hecho, el presidente de AVE, Vicente Boluda, es socio de Propeller Valencia, como el presidente de la Cámara de Comercio y el de CEV. Y tenemos una relación de máxima colaboración en actividades, elaboración de informes, participación en comisiones, etc.
— ¿Cómo es la relación puerto-ciudad?
Buenísima y cada vez hay más ciudadanos conscientes de que si el puerto va bien se van a beneficiar porque cada vez que vayan al lineal de un supermercado van a encontrar lo que buscan. Y eso es porque hay un puerto fuerte y con buena conectividad. Si la pregunta es cómo va la relación entre el puerto y algunos partidos de la ciudad la relación, no es la mejor. Nosotros como asociación tenemos la función de intentar limar las asperezas que puedan surgir entre esos partidos que tienen como bandera la oposición permanente al puerto. Tenemos que hacerles ver que están equivocados.
“Nosotros ya denunciamos que la ampliación llegaba tarde. Y hace un año se congestionó y un montón de navieras desviaron sus tráficos a otros puertos de España o de fuera”
— ¿Qué les diría a los detractores de la ampliación norte?
Que se tiene que buscar siempre un equilibrio entre naturaleza, sostenibilidad, economía, bienestar social… Si tuviéramos una ciudad en que solo miráramos la economía nos la cargaríamos. Pero si lo hacemos de forma equilibrada, tendremos ciudad y tendremos huerta. Leí en Linkedin que si acaban bloqueando el puerto a estos detractores no les queda nada. Porque el barrio del Carmen, uno de los más antiguos de València, antes de los musulmanes era huerta… Entonces, ¿hasta cuándo tenemos que rascar, cuánto tenemos que destruir?
— La ampliación norte tal como está planteada, ¿es viable?
Viable y necesaria. Y para España es fundamental si queremos ser competitivos en el exterior. Estamos viviendo una bajada de tráficos importante. Hace un año, el puerto estaba totalmente congestionado. Ahora tenemos otro nivel de congestión, el de los contenedores vacíos y parados. Todos los tráficos de transbordo que se han perdido en València afectan al carácter de máxima conectividad que tenemos, el mejor conectado del Mediterráneo y eso es por el tráfico de trasbordo. Denunciamos que la ampliación llegaba tarde. Y hace un año se congestionó y un montón de navieras desviaron sus tráficos a otros puertos de España o de fuera. Si el puerto no se adapta y crece a las necesidades del mercado para mantener el estatus de hub, no es que se quede igual, es que decrece.
— La terminal de pasajeros proyectada tampoco avanza…
Los pasajeros desembarcan ahora en lo que será la terminal norte, la más alejada. Si queremos tener turistas que visiten la ciudad y dejen dinero se tienen que sentir cómodos, que lleguen y puedan ir al centro andando, en bici o como sea en poco tiempo. Lo suyo es que desembarquen en nuestra preciosa dársena interior por el bien de los cruceros y para dejar libre la terminal norte. El proyecto de la antigua Unión Naval es muy chulo y queda muy integrado.
“Nazaret podría ser una zona bien urbanizada, con valor añadido y el compromiso de 2.000 empleos para los vecinos, pero sigue bloqueada con recursos financiados por grupos políticos”
— ¿Cómo acabará la ZAL?
No lo sé. Lástima de negocio perdido durante todos estos años… Después de haber hecho las expropiaciones y haber movido a la gente, el proyecto lleva parado más de 25 años. La mayoría estaba a favor, pero unos pocos hicieron mucho ruido. La zona era caótica, camiones aparcados sin orden ni control, el suelo contaminado… Podría ser una zona bien urbanizada, con valor añadido y el compromiso de 2.000 empleos para los vecinos de Nazaret, pero sigue bloqueada con recursos financiados por grupos políticos. Una ZAL generaría empleos que, de lo contrario, se crearán en los puertos de destino, en temas como etiquetado, clasificación de mercancías, inspecciones…
— Sobre el tren lanzadera entre Valenciaport y Sagunt, ¿qué posibilidades reales tiene?
Pocas. Primero porque económicamente no es viable. El tren tiene que superar una distancia para ser viable y en la distancia a Sagunt no se cubren los costes de fricción. Si la administración lo subvencionara sería competencia desleal a otros modos. Además, harían falta seis vías en paralelo para cubrir todo el tráfico… es inviable.
— ¿Cómo sacarán los contenedores de la terminal norte?
Con un acceso norte. No sé cuál, eso lo han de decidir los técnicos. Tenemos dos cuellos de botella que ningún experto puede entender. Uno es el acceso sur con dos carriles que pasan por un puente cruzando la V-30, que es un embudo que bloquea el puerto. Y otro es el túnel que une la zona norte con el resto del puerto. Con las terminales pequeñas que hay ya se congestiona y si ahora metemos una nueva que va a duplicar el tráfico… es imposible. No se pueden mover cinco millones de teus por ahí.
— ¿Por qué solución se inclina?
Yo estudié informática y sé de unos y ceros… Sé que la APV tiene un estudio muy importante y creo que contempla cinco alternativas.
— ¿Qué es lo más urgente para el puerto?
Es primordial la terminal norte con su acceso, porque sin él no sirve para nada. Por orden de prioridad lo siguiente sería un puerto seco, además de la ZAL… Y no muy alejado, con una buena comunicación ferroviaria de 24 horas. Eso sería un alivio grande para el puerto y reduciría mucho el tráfico y las congestiones en las terminales.