La demanda de carga aérea se está viendo muy afectada por las bajas tarifas del transporte marítimo, que están poniendo en serios aprietos a la industria naviera, pero que lo hacen más atractivo a ojos de los cargadores. Esta situación podría cambiar en caso de que se produzca “otro cisne negro”, señalan desde Xeneta, por ejemplo, otra pandemia o guerra, pero por el momento “parece que el flete marítimo se está convirtiendo en una propuesta más atractiva” para los usuarios del transporte de mercancías.
Para sortear la situación, la carga aérea se está alejando de los contratos a corto plazo y apostando por acuerdos de largo alcance, de entre seis y nueve meses. En la primera semana de noviembre, la tarifa general de carga aérea de Europa a EEUU mantiene una tendencia a la baja a 2,17 dólares por kilo para servicios no urgentes de más de 500 kilos.
Según Xeneta, la industria aún no ha visto que los recargos de temporada alta, tradicionalmente introducidos por los freight forwarders, tengan algún impacto significativo en las tarifas a largo. Esto reforzaría la opinión de que la demanda de carga aérea romperá con la tradición y permanecerá apagada durante el resto del año, aseguran sus analistas.
Los corredores de carga aérea transatlánticos están muy expuestos a factores estacionales debido a la gran dependencia de la capacidad del vientre. Como hay menos pasajeros viajando en invierno, las aerolíneas reducen los vuelos comerciales, lo que significa menos capacidad para el transporte de mercancías.
La capacidad reducida en invierno se combina con la temporada alta de carga aérea de fin de año, con tarifas spot (válidas para un mes) y tarifas estacionales (más de un mes) enfrentando una presión alcista en el cuarto trimestre. “Este patrón parece ser sólido como una roca”, sostiene Xeneta, con picos en las tarifas en noviembre y diciembre en el frente transatlántico observados antes de la pandemia, durante los años de covid.
Y no hay ninguna razón para sugerir que este año será diferente, ya que la menor capacidad en bodega en invierno ejercerá una presión al alza sobre los fletes. Los precios al contado eran de 1,94 dólares por kilo a finales de octubre y aumentarán para cerrar aún más la brecha con los precios estacionales, estando a la par en los últimos meses del año.
