El nuevo proyecto logístico de Montepino en la antigua Universidad laboral de Zaragoza se va abriendo paso con el derribo de lo que fue la residencia de alumnas, el último edificio de gran envergadura que queda en pie. Los trabajos se han iniciado este lunes y se prolongarán durante más de dos meses, y son el paso previo a la construcción del nuevo centro logístico de la promotora inmologística aragonesa, en el que se prevé que trabajen hasta 2.000 personas cuando funcione a pleno rendimiento.
Para el consejero de Fomento, Vivienda, Movilidad y Logística del Gobierno de Aragón, el derribo supone “un hito más” en el aprovechamiento de un espacio que había caído en desuso y al que se prepara desde hace meses para su conversión en un emplazamiento que acoja proyectos de relevancia.
En septiembre de 2022 se aprobaron inicialmente los documentos técnicos y jurídicos relativos a la ordenación urbanística, la reparcelación, la urbanización y los informes ambientales, así como los proyectos de derribo y de edificación, cuyo visto bueno definitivo se produjo en marzo de 2023.
El Plan de Interés General de Aragón Malpica-Santa Isabel-Universidad Laboral se ha tramitado en diez meses. Montepino desarrollará el nuevo centro inmologístico sobre una parcela de 372.790 metros cuadrados, edificando 213.000 metros de naves, previa demolición de algo más de 100.000 metros cuadrados de edificaciones e instalaciones obsoletas e irrecuperables.
El objetivo es la construcción de una plataforma logística formada por cinco naves con una inversión de unos 300 millones de euros. Cuando esté a pleno rendimiento, generará un empleo directo de entre 1.500 y 2.000 puestos de trabajo. Una actuación que generará unos ingresos a la comunidad de casi 24 millones de euros, a razón de 87 euros por metro cuadrado, casi el triple que en otras operaciones de suelo para usos productivos en el entorno de Zaragoza.
La demolición de la residencia de alumnas de la Laboral conllevará unas seis semanas de trabajo, durante las que las máquinas habrán de tirar abajo 70.000 metros cúbicos de material. A esas seis semanas habrá que sumar otras tantas más para la clasificación de residuos, de cara a su futuro aprovechamiento o traslado a un centro de gestión autorizado.